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Me gustaria que fuera asi

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Luego me pongo a pensar el porqué permito el daño ajeno, porque permito que tu cruel silencio me cause tantos miedos e inseguridades. Hay días que no dices nada, otros que se te nota la molestia y la expresas con frases cortas y un tono de voz cortante. Algunos más te sobran la tristeza y no puedes evitar ser sarcástico y satírico contigo mismo, con la vida y una espesa nube de humo cubre tu mirada, suspiras más, alternas tu pensar.

Y te conozco, conozco cada uno de tus cambios de humor, los he aprendido a sobrellevar, a entenderlos y a encontrar el método más efectivo para lograr reanimarte o simplemente hacerme a un lado para no extenderlos. Pero hay otros, unos que aparecen de vez en cuando, donde no pareces enojado y actúas como si todo estuviera bien, usas un tono de voz dulce pero obligado, cual si quisieras evitar causarme daño, pero estas lejano, ausente, y yo siento como cada vez me quedo mas sola en la estancia. Tú sigues imitando tu lado agradable, me besas de vez en cuando para impedir sospechas y bromeas de cualquier tontería para parecer normal, pero algo está mal, yo lo siento.  

Porque estas esquivo, indiferente y pareciera, por un momento, que lidias como yo lo he hecho con esa parte nuestra que nos dice que algo anda mal, pareces molesto, pero no conmigo, sino contigo, contigo por dejar de sentirme. Y le pongo la etiqueta de desamor y pienso en mí, en las veces que realmente creí haberte dejado de querer y era invadida por ese malestar de estar cerca de ti, cuando me enojaba conmigo por ser tan poco agradecida, tan injusta contigo. Y ahora te veo de la misma manera, queriendo sonreírme, abrazarme, pero lo único que me abraza es la frialdad de tu mirada, de tus dulces pero fingidas palabras. Y yo siento como si te estuviera perdiendo en un laberinto, en el que ni yo misma se dónde encontrar la salida y no entiendo, no sé qué hacer.

Hay días, donde algo me pesa, nos pesa y caminamos rápido por la acera para llegar lo antes posible a casa y despedirse del otro, tu quizá, para descansar de ese dejo de no cariño que comienzas a sentir por mí y yo para cerrarle la puerta a ese horrible dolor que queda en el pecho.

Pienso en las veces que te dije que ya no te quería, en las veces que hui, y es ahora, cuando me doy cuenta el verdadero daño que quizá te genere. Saber que pierdes a esa persona que tanto amas es aun más doloroso que dejarla de querer, saber que hay algo de ti que le molesta, que ya no le es tan lindo, saber que las cosas quizá, ya acabaron entre ustedes y solo están aferrándose a esa extraña necesidad de cariño; es tan insoportable, que prefiero no verte, huir pronto para evitar más heridas, mas intempestivos punzones en el pecho.

Hay días, como ayer, en que te veo y noto que algo de tu cariño por mi se fue y te veo obligándote casi a querer recuperarlo, a ser amable, a ser dulce conmigo. Y sabes? Son esos días cuando más dolor me causa tu presencia, porque estar con una persona que no quiere estar contigo es quizá, uno de las cosas más tristes en el mundo.

Prefiero tu lado cruel, sarcástico, molesto. Prefiero tu lado pesimista, melancólico, pedante. Te prefiero gritando o regañándome, tirando la colilla del cigarro con ese dejo de agresiva desesperación. Prefiero a ese chico que me habla, que intenta comprender, que no se calla ante lo que le molesta y no me permite que me calle. Los prefiero a todos ellos antes que a ese tu que aparece de pronto, que se encierra en su indiferencia  y no tiene nada, quizá solo apatía, olvido. Ese que sigue jugando a que todo está bien pero que sabe no lo está, el que me hace deducir, el que parece cada vez más alejado, mas frio, más un extraño para conmigo, y el que muy probablemente no sabe tampoco lo que tiene.

Hay días en que me obligas a ver por la rendija de tu desamor y me cala tan hondo que no puedo imaginar cómo será cuando dejes abrir la puerta completa. Me siento tan débil, tan sumisamente estúpida y me regaño a mí misma, diciéndome que debo ser fuerte, que no me puedo permitir pedir clemencia. Sin embargo, evito demostrártelo, intento controlar el dolor, el sombrío dolor para que tu lo notes, porque no quiero que te enteres del daño que me haría, pues podría hacerte sentir lástima por mí, una lástima que quizá, te haría reflexionar a mi favor y no tomar una decisión correcto. No quiero que estés conmigo solo porque creas que me dañarías aun más si me dijeras adiós. Es por eso que no insisto en abrir más la puerta, que me quedo callada, que no digo nada ante tu "yo" indiferente y frio.
Pero aunque lo niegue ante ti, no puedo negármelo a mí misma.

En qué momento te comencé a querer tanto? En qué momento el amor se volteo en mi contra para dañarme tanto? En qué momento dejaste tú de quererme?

Comienzo a censurarme, a recordar todas mis poderosas y orgullosas diosas, las veo desfilar de nuevo, con sus hermosas frentes en alto y la mirada insufrible de alguien fuerte. Y me miran y me gritan lo débil que soy, me dicen que no debo caer, que lo superare, que no puedo dejarme vencer por esto, por este afligido sentimiento que me invade. Pero no puedo, no ahora, no puedo mirarlas a los ojos, sabiendo que si tuviera la posibilidad de recuperar tu cariño, lo haría, daría lo que me queda para volver a oírte decir "te amo". Pero lo sé, se que ellas no me permitirán buscarte, intentarlo, ellas no me dejaran acercarme, quizá es por eso que le temo tanto a ese día, el día en que seas tú quien decida que esto se acabo, porque ese día, lo sé, dejare de intentarlo, ese día no habrá vuelta atrás, aunque tu decidas que te equivocaste, aunque tu regreses. Quizá sea egoísta de mi parte, porque tú me diste siempre la oportunidad de volver a tu lado pese al daño que, ahora entiendo, te cause. Pero yo no, se que yo no tengo tu fortaleza, y sé que no tendré la fuerza suficiente para aguantar algo así, para regresar sabiendo que tu, de alguna forma, ya no quieres estar conmigo. no por ti, sino por mí, porque no quiero sufrirlo, porque no quiero estar ahí cuando comiences a portarte lejano, cuando dejes de despedirte con un suave beso y un "te amo", cuando cansado me mires y te den ganas de estar en otro lado lejos de mí, o cuando ya no me insistas en quedarme a tu lado, cuando no intentes desnudarme para sentir mi piel junto a la tuya, o cuando comience a fastidiarte realmente mi voz o mis malas maneras y te despiertes un día, deseando no saber de mi, de nada. Cuando despiertes un día y como balde de agua notes que ya no hay nada, que notes de pronto, en alguna parada de la ciudad, que ya no soy la mujer de tu vida.

No quiero estar ahí ese día, como hubiera preferido no estar ayer ni quiero estar hoy, porque no soporto lo triste de todo, de nada, no soporto esta herida que se me clava en el corazón y que me dice, es mejor no saber, olvidarte.

Pero esta vez no quiero huir, porque te lo prometí y porque me lo prometí. Esta vez no tomare el primer autobús a cualquier lado, esta vez me quedare porque yo quiero quedarme, solo espero que tu también lo hagas, pero si es acaso que te quedaras sin desearlo, sería como si me aventaras a las vías, seria aun más doloroso, solo te pido que no lo hagas, solo te pido que seas fuerte, como yo lo seré, que decidas salvarme del atropello, que tomes mi mano y te despidas para que cada uno tome su dirección correcta. Sé que me dolerá, ahora entiendo lo verdaderamente doloroso que será, que quizá una parte de mi muera ese día y que habrá otra deseosa de olvidar, deseosa de que eso, de que tu y yo jamás nos hubiéramos encontrado. Sé que la inocencia de creer morirá y tú te llevaras el ultimo pedazo que me quedaba de esa chica inocente y linda (como tú la llamaste) que fui cuando te enamoraste de mi, la que dijiste recordar en aquella joven que se parecía tanto a mí y que te hizo extrañarla como si ya no existiera. Te la llevaras contigo y no la volveré a ver, no seré más ella.

Sé que te extrañare, que quizá, nunca más vuelva a querer con la misma intensidad como te quiero a ti. Pero también sé que cuando lo hagas, no te odiare, ni habrá algún tipo de resentimiento en mi corazón para ti, porque sabré que aunque ya no me ames, aun quedara un limpio sentimiento de cariño hacia mí, porque no hay mayor ternura que el de la sinceridad.

Si llegase ese día, me gustaría que fuera un sábado que pudiéramos salir, me gustaría ver arboles y un día soleado, tomar algunas fotos, pasear por algún anden cubierto de vegetación. Me gustaría abrazarte una vez más, caminar a tu lado como siempre y hablar de tonterías, me gustaría tomarme un café en el centro, en alguna cafetería pequeña, de esas bohemias que abundan por ahí. Me gustaría que no habláramos del tema, que habláramos de otras cosas, de la vida, de algún chiste tonto, de lo que sucedió en el mundo. Si llegase ese día, tu harías tiempo a que regresáramos de nuestro paseo, esperaríamos en la parada del metro, quizá, si se puede, en esa estación iluminada que está todavía en la superficie de la ciudad, para que el sol nos siguiera cubriendo. Me gustaría pues, que me lo dijeras justo en el momento que pasara el tren, sin voltearme a ver, sin más palabras, solo así, simple, mientras se oyen los motores y el aire pasando por los vagones. Y después, al detenerse el enorme transporte subieras al vagón y marcharas solo.

Me gustaría que fuera así, quizá para no oírlo, para engañarme diciendo que no escuche bien, que el ruido de las vías no me permitió escuchar aquello que no quería oír. Me gustaría que fuera así, que no dijeras más, que no intentaras justificarte o darme tontas razones que me obliguen a crear culpas, resentimientos, perdones. Me gustara que, como dije, solo lo soltaras y después subieras al vagón, para que no pudieras ver mi cara cubierta de agua, que no te sintieras mal con ella y que, por el contrario, te quedaras con aquel recuerdo mío donde sonreía y que yo, también me quede con el recuerdo de tu ultima sonrisa, sin buscar porqués, sin esperar que cambies de opinión. Y que me dejes nuevamente en mis manos el corazón que te había regalado, como un viejo amigo que se despide, que sabe no hay nada de malo en irse.

En un día soleado que me recuerde que la vida no se acaba, que se burle irónicamente de mi tristeza y que logre abofetearme con su cálido fulgor, de esos días bonitos donde uno no espera que le pasen cosas malas. Y así, poder sentarme en las bancas plateadas donde la gente suele quedarse a esperar, las que me gustan tanto y en las que quizá podría llorar un rato, sin nadie que me conozca para intentar patéticamente consolarme. Me gustaría que fuera ahí, en ese lugar donde tanto me gusta estar, que me parece una parte más de mi hogar, el andén de una estación, donde paso todos los días para acudir a la escuela y donde la gente es tan diferente entre sí, que ya no se sorprenderían de ver a una chica solitaria llorando.

Me gustaría así, si algún día decides que lo nuestro acabo, puedes hacerlo así.
la img es tomada del deviant, el texto de mi cabeza LOL
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